Formación gamificada: 8 beneficios que debes conocer

Formación gamificada: 8 beneficios que debes conocer

La formación gamificada ha sufrido un desarrollo considerable durante los últimos años. Encontramos formatos como los Serious games o los Games-based learning o conceptos indisolubles de la formación e-learning. Pero, ¿por qué se han convertido en puntos clave dentro del sector educativo?

La implementación de procesos gamificados genera numerosos beneficios que se traducen en un aprendizaje de mayor calidad. Incentivan la memoria, la toma de decisiones, la implicación o la perseverancia.

Beneficios de la formación gamificada

¿Qué tienen de especial? A continuación te hablamos de sus beneficios y de cómo influyen en la asimilación de conceptos. ¡Presta atención!

Beneficios de la formación gamificada

 

  1. La gamificación es adaptable y universal

La gamificación es adaptable a cualquier sector profesional, cualquier disciplina académica y en general a cualquier necesidad de aprendizaje. Su carácter líquido y su facilidad para integrarse en todo tipo de estrategias formativas la convierten en una herramienta universal. Su potencial trasciende cualquier limitación que a priori pueda ofrecer un contenido. Atención al cliente, ventas, administración y gestión de empresas. Cualquier materia o profesión es susceptible de gamificación con los beneficios que ello implica.

  1. Centra su poder en la acción como herramienta de aprendizaje

La formación gamificada no solo intensifica los procesos de asimilación. También orienta a los alumnos a unos resultados prácticos. En las metodologías más tradicionales se emplean recursos de comunicación unidireccional. Los alumnos se convierten en receptores de información con un rol bastante pasivo. Esto no sólo compromete la calidad del aprendizaje, sino que les también invita a adoptar un papel difuso. Esto a menudo les incita a experimentar inseguridad cuando se trata de poner en práctica lo aprendido.

En las metodologías basadas en la gamificación, el alumno adquiere desde un primer momento el papel de agente activo. Sortear y superar obstáculos en un modelo comunicativo bilateral e interactivo definitivamente marca la diferencia. Este modelo de aprendizaje activa áreas del cerebro relacionadas con destrezas y capacidades psicoemocionales como la proactividad, la curiosidad, la innovación o la creatividad. La gamificación centra todo su poder en una filosofía de “aprender haciendo”, al contrario de lo que ocurre en la metodología tradicional donde todo se centra en aprender recibiendo mensajes, pero rara vez emitiéndolos.

  1. Entretenimiento, diversión y aprendizaje

Los entornos formativos gamificados se sirven de recursos basados en el entretenimiento. De hecho, el objetivo principal de un juego es proporcionar diversión. Elementos como las microhistorias, las tramas que germinan un elemento de suspense o la definición de objetivos alcanzables, ayudan a construir un mundo paralelo en el que los conocimientos a adquirir son los únicos protagonistas.

3. Entretenimiento, diversión y aprendizajeLos alumnos se ven imbuidos en una historia de la que deben formar parte y esto acaba derivando en un obligado grado de implicación. La acción y la repetición se irán desarrollando de forma gradual y orgánica. En cierto modo, ahí reside la magia de la gamificación como recurso formativo: Los alumnos aprenden sin darse cuenta.

  1. Retroalimentación instantánea

La naturaleza de la formación gamificada se basa en la retroalimentación constante. Se traduce en un discurso bidireccional en el que el alumno obtiene información en tiempo real sobre su evolución. En el preciso momento en el que lleva a cabo una acción puede conocer las consecuencias que se derivan de ella.

La inmediatez de respuesta estimula nuevas acciones en una cadena que se va reproduciendo durante todo el proceso. La acción es seguida de una reacción, de modo que se localizan vulnerabilidades y carencias. Además, el método proporciona al instante recursos para corregirlas lo cual optimiza los tiempos y hace el procedimiento más efectivo.

  1. Su sistema está basado en la compensación

La formación gamificada se basa en una dinámica basada en la compensación simbólica. A medida que el alumno alcanza objetivos obtiene reconocimientos en forma de medallas, una tabla clasificatoria y otro tipo de recompensas. Esta fórmula fortalece los principios de repetición y refuerza las emociones positivas. Al final el proceso de aprendizaje se potencia exponencialmente.

La implicación en los procesos de aprendizaje se incrementa a partir de una fórmula basada en la captación de atención, el planteamiento de desafíos y la obtención de recompensas. 

  1. Influyen en la química cerebral estimulando la asimilación de conceptos

Los juegos están diseñados para generar placer. Las metodologías de formación gamificada proporcionan una retroalimentación positiva que activa la producción natural de sustancias químicas como la dopamina. Un neurotransmisor que genera sensaciones de felicidad y placer haciendo el aprendizaje disfrutable. Como consecuencia se fortalecen los rituales de repetición y ejercitación potenciando la memoria y la asimilación de conceptos.

  1. Promueven el desarrollo de capacidades psicosociales

7.	Promueven el desarrollo de capacidades psicosociales

El liderazgo es uno de los rasgos más interesantes en el contexto profesional. Según un estudio elaborado por la Universidad Estatal de Winston-Salem, las metodologías gamificadas ayudan al desarrollo de dotes comunicativas. Y es que la comunicación estratégica constituye uno de los fundamentos para el desarrollo de aptitudes de liderazgo. Con el desarrollo de la digitalización, las propuestas gamificadas están ocupando un especial protagonismo en el desarrollo de capacidades persuasivas, gestión de equipos o directores de departamento.

  1. Favorecen el autoconocimiento

El perfil del maestro tradicional y los modelos de enseñanza convencionales se basan en la pasividad de los estudiantes. En ellos, los contenidos teóricos adquieren especial protagonismo. Esta ausencia de contenidos prácticos evitan una toma de decisiones directa y gestión práctica por parte del alumnado. Al final, esto repercute negativamente en la adquisición de conocimientos o el desarrollo de habilidades psicosociales dentro de los entornos laborales.

Alterar este modelo de formación se ha convertido en una de los principales objetivos dentro de las empresas y los programas de formación corporativa y la gamificación se ha desarrollado como la alternativa más eficaz.

Y es que a partir de la reproducción de situaciones realistas mediante entornos gamificados, las habilidades de interés se pueden aprender y desarrollar dentro de entornos controlados, realistas y sujetos a evaluación. Al establecer un contacto con un universo adaptado a la realidad profesional los alumnos adquieren el control de sus movimientos y desarrollan la capacidad de decisión, lo cual se traduce en un enriquecimiento a partir de un proceso que también posibilita el autodescubrimiento, la asertividad y la autoconfianza.

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